Tras sus primeros estudios en su pueblo, ingresó en la Compañía de Jesús con quince años.
[1] Su formación se reanudó en 1937 con el regreso de todos a Loyola (Azpeitia).
Además de numerosos trabajos filológicos repartidos por varias revistas como: Emerita, Estudios Clásicos, Helmántica, Cuadernos de Filología Clásica, Mnemosine, Perficit, etc., destacan los dedicados al pensamiento y a la obra de Plotino, muy alabados por especialistas como Albert M. Wolters, Paul Henry o Rudolf Schwyzer, y en los que culmina su obra escrita.
[7] Sus publicaciones sobre el filósofo del neoplatonismo tuvieron en su día una envergadura importante, y supusieron un gran paso.
Pese a ello, en la actualidad, su obra es mejorable, especialmente por lo que respecta a su volumen póstumo (Enéadas V y VI) que no pudo ser debidamente revisado por su autor.