Nagórski no pudo encontrar la expedición de Sedov, pero obtuvo una valiosa experiencia como primer aviador polar en la historia.
A su regreso del Ártico, Nagórski volvió al servicio activo en la aviación naval durante la I Guerra Mundial.
Al año siguiente, su avión fue dañado sobre el mar Báltico y Nagórski fue declarado desaparecido.
Después de varias horas en el mar, fue rescatado por un submarino ruso, y llevado a un hospital militar en Riga.
La información obtenida resultó valiosa durante sus expediciones posteriores al Ártico y el Antártico.
Olvidado en Polonia y dado por muerto en Rusia, Nagórski adquirió mucha fama sin siquiera saberlo.
(«Nad płonącym Bałtykiem», 1960) Como reconocimiento final de sus hechos, Nagórski fue galardonado con la medalla Polonia Restituta por las autoridades polacas.