En la Asamblea Nacional Constituyente perteneció al grupo de realistas moderados que buscaban una Constitución basada en el modelo inglés.
En la Asamblea destacó como gran orador, y sus discursos apoyando el derecho del rey a declarar la guerra y firmar la paz o de la organización de la justicia se ganaron el aplauso incluso de sus oponentes.
Aparte de su elocuencia, que le valió el reconocimiento como uno de los mejores oradores de la Asamblea, Cazalès es recordado por su duelo con Barnave.
Luchó en el ejército de los emigrados contra la Francia revolucionaria, vivió en Suiza e Inglaterra hasta que volvió a su país natal en 1803.
Su hijo, Edmond de Cazalès, escribió estudios filosóficos y religiosos.