[10] Este club especializado instituyó un comprensivo sistema de registro junto con un estándar formal para la raza.
Su color básico y predominante debe ser el blanco —un mínimo de 51%— aunque puede presentar manchas en marrón, tostado o negro en varias partes del cuerpo.
Al extraer el pelo muerto de esta manera se permite que crezca nuevamente manteniendo la textura y función del pelaje.
Si el animal participa en exhibiciones caninas, necesitará de un calendario específico para atender su pelaje y así permitir que su manto presente la textura requerida del estándar.
El estándar lo describe como: «Un terrier vivaz, alerta y activo, con una expresión aguda e inteligente.
[13] Son perros sumamente activos, inquisitivos, vivaces y cazadores por lo que requieren de espacios abiertos donde ejercitarse para poder dar rienda suelta a su inagotable energía e interminable curiosidad.
Necesitan un entrenamiento constante, consistente y paciente que les permita estimular su aguda inteligencia.
No son perros recomendables para personas sedentarias, dueños primerizos o familias con niños muy pequeños.
Al ser un perro de trabajo y cacería, presentará tendencia natural a ladrar para indicar la ubicación de su presa, también cavará con tesón a la par que utilizará sus mandíbulas arrancando pedazos de hierba y tierra para, así, poder abrir un agujero que le permita introducirse bajo tierra donde se encuentra su objetivo, que podría ir desde un hueso enterrado por otro perro hasta acorralar directamente a una zorra en su madriguera.
En general el JRT es un perro saludable, alegre y exuberante, pero al ser una raza que desciende del Fox Terrier tiene predisposición a padecer Ataxia y Mielopatía de terrier (Ataxia hereditaria) en el sistema locomotor.
Para reducir estos riesgos al mínimo, los criadores responsables deberán realizar cruzas sólo entre ejemplares cuyo historial genealógico sea conocido y rigurosamente certificado.