La ópera está completamente ambientada en Japón en tiempos legendarios siguiendo la moda de aquellos momentos del exotismo oriental.
El autor da prioridad al simbolismo de la acción respecto a la historia del drama, que en este sentido se puede comparar con Pelléas et Mélisande de Debussy.
El prólogo, magnífico, tiene una clara influencia wagneriana que culmina con el grandioso Inno al sole; así mismo destaca el dueto de amor Oh, come el tuo sottile; la serenata de Osaka fingiendo ser Jor, Apri la tua finestra, es quizás la página más bella de toda la obra.
El público recibió Iris con gran fervor, mientras que la crítica se mostró dividida.
Aun así no todos supieron apreciar ciertas escalas, insólitas hasta entonces, como la hexatonal.