[1] A finales de 1909, París sufrió intensas lluvias y en enero de 1910, el río Sena inundó la capital francesa cuando el agua se desbordó por las alcantarillas y los túneles del metro.
Policías, bomberos y soldados se desplazaban en botes por las calles inundadas rescatando a residentes atrapados a través de las ventanas de segundos pisos y para distribuir ayuda.
A pesar de que las aguas amenazaron con desbordar los muros que canalizan el río a su paso por la ciudad, los trabajadores consiguieron mantener al Sena encauzado con diques construidos rápidamente.
Para continuar moviéndose por la ciudad, los residentes viajaban a en barcos o a través de pasarelas de madera construidas por ingenieros del gobierno y por los parisinos mismos.
La inundación duró casi una semana y no provocó ninguna muerte.