La interceptación de la lluvia o precipitación, se denomina al volumen de agua, (expresado en mm o litros por unidad de superficie) que es atrapada por la vegetación en las hojas, ramas y tallos.
La interceptación en conjunto con el agua que permanece retenida en las pequeñas pozas, y la humedad del suelo (agua retenida en los poros, sin llegar a saturarla), constituyen la humidificación del suelo, y no contribuyen al escurrimiento superficial ni al subterráneo.
Esta pérdida por evaporación desde las superficies vegetales puede suponer entre el 20 y el 40 % de la lluvia, por lo que debe tenerse muy en cuenta en el cálculo de los balances hídricos, sobre todo en regiones áridas y semiáridas con precipitaciones poco abundantes.
Los coníferos interceptan mayor lluvia que otros bosques.
La intercepción o interceptación puede reducir la erosión del suelo.