[1] Las entidades financieras usan la Tasa Anual Equivalente (TAE) y el Tipo de Interés Nominal (TIN) para presentar la rentabilidad de las operaciones financieras.
Permite homogeneizar diferentes tipos nominales, gastos, comisiones, periodos de liquidación, etc.
La Tasa Anual Equivalente fue creada en 1985 por el ingeniero, matemático y especialista en análisis numérico José Luis Andrés Yebra ante lo que consideraba un déficit importante en la información bancaria cuando solamente se publicitaba la Tasa de Interés Nominal (TIN).
[1] No obstante, la TAE no incluye los gastos que el cliente pueda evitar (por ejemplo, los gastos de transferencia de fondos), los que se abonan a terceras personas o empresas (corretajes, honorarios notariales e impuestos) o los gastos por seguros o garantías (salvo primas destinadas a garantizar a la entidad el reembolso del crédito en caso de fallecimiento, invalidez o desempleo, siempre que la entidad imponga su suscripción para la concesión del crédito).
Los pagos a incluir varían según el producto bancario de que se trate y vienen establecidos en España por la Circular 5/12 del Banco de España.