Integral térmica se define como la temperatura acumulada necesaria para completar un estado fenológico (plantas),[1] un estadio larvario (artrópodos)[2] o el ciclo completo de un ser vivo.
Las unidades que se utilizan para medir la integral térmica suelen ser los grados-día.
En general la integral térmica es utilizada para calcular los ritmos vitales de las plagas.
De esta forma, según las temperaturas previas registradas y las previsiones meteorológicas podemos anticiparnos a la aparición de una plaga.
En la práctica este concepto se puede utilizar, entre otras cosas, para realizar cálculos aproximados y poder predecir la fecha de recolección de un cultivo en función de su fecha de plantación, la adaptación a priori de una variedad a un determinado clima o cuánto le falta al árbol para florecer.