Para Seligson (1978), el ITCO estuvo atravesado por varias etapas en su evolución, cada uno con notorias características.
En esa aborigen experiencia se arraiga nuestra heredad: el amor a la libertad, el decoro y la índole pacífica del pueblo costarricense.” En esa fase, al ITCO le correspondió trabajar por una justa distribución de la tierra y su productividad, elevando la condición social del campesino y haciéndolo partícipe y consciente del desarrollo agropecuario de la Nación.
Institución insigne que contribuyo con la paz social, sui generis, en el contexto latinoamericano.
Fue una contribución fundamental en la disminución de la pobreza y la desigualdad del país.
Este proceso inició en el 2007 con una propuesta que fue retomada en el 2010 y hasta el 2012, cuando finalmente se obtiene una propuesta más consolidada que se presenta a Junta Directiva.