Muchos psicólogos intentaron explicar a la religión postulando que el hombre tenía un "instinto religioso".
Para estos autores la religión es innata, no aprendida y tiene un origen biológico.
Mc Dougall (1909) percibió la religión como el desarrollo del instinto de curiosidad, miedo y sujeción, más la suma de 3 emociones: admiración, asombro y reverencia.
Hoy en día el término instinto en un sentido biológico para definir el componente religioso del hombre ha caído en descrédito.
Sin embargo, puede decirse que no ha desaparecido como clave de interpretación del fenómeno religioso.