Stevens se trasladó entonces con su padre a los Estados Unidos cuando tenía 13 años.
Sin embargo, al mismo tiempo estudió en la prestigiosa escuela de interpretación Actor's Studio.
En 1957 llegó su gran oportunidad, cuando le ofrecieron un papel en el largometraje Man on Fire, protagonizada por Bing Crosby.
No obstante, Stevens se convirtió en actriz popular más que por el cine por la televisión.
Anteriormente ya había estado casada con Anthony Soglio durante tres años.