El sabio esperaba que el propio rey saliera a darle la bienvenida.
Cuando el sabio se alejaba del palacio, Indradiumna terminó su adoración a Vishnú.
Entonces Agastia le dijo al rey que sólo se redimiría de su pecado si era tocado por el propio dios Vishnú.
Como chatría (guerrero), Indradiumna se tendría que haber levantado y atendido al sabio, pero no lo hizo.
Allí vivía un gandharva llamado Juju (Hūhū en inglés), que también había sido maldecido por el santo Devala.
Lo define así: ‘rajá indio inmortalizado por la tradición, que le atribuye numerosos hechos sobrehumanos.
Durante un largo tiempo, Pradyapati [sic, por Prayapati] Agastia le tuvo convertido en elefante, no recobrando su primitiva forma hasta después de haber pasado por diversas tribulaciones.