Había establecido un campamento en las laderas de Jólat Siajl, en un área que será nombrada después en honor al líder del grupo, Igor Diátlov.
El resto tenía diversos traumatismos por golpes «causados por una gran fuerza», y a una de las mujeres le faltaba la lengua.
Según los forenses, murieron «aplastados bajo una gran presión» por una fuerza de origen desconocido.
La investigación concluyó sin un final claro, declarando que una "fuerza natural convincente" había causado las muertes.
Aunque un alud o avalancha fue la principal hipótesis barajada, el suceso durante años fue motivo de otras teorías, como fenómenos naturales (vientos huracanados), criminales, y otros descabellados como la aparición de criaturas legendarias del folclore ruso (yetis) o seres extraterrestres.
[6][7] La historia se volvió popular y dio origen a libros, series de televisión o películas como El paso del diablo (2013).
En 2019 una expedición sueco-rusa a la misma zona propuso los vientos catabáticos como principal dificultad encontrada por el grupo.
[3][12] El grupo estaba compuesto por: Estaba previsto que otro estudiante, llamado Nikolái Popov, formase parte del equipo, pero en el último momento se cayó de los planes y el grupo finalmente quedó conformado con los diez excursionistas citados.
Esta ruta, en esa estación del año, se estimó como de "Categoría III", la más difícil.
Se esperaba que esto sucediera hacia el 12 de febrero, pero transcurrido este sin haberse recibido ningún mensaje, no hubo reacción ya que los retrasos de unos pocos días eran comunes en tales expediciones.
La tienda estaba muy dañada, con cortes pequeños y grandes que se hicieron desde adentro.
El examen ocular previo muestra que las ramas bajas del árbol donde fueron localizados estaban rotas.
Este extremo fue confirmado al hallarse sangre y trozos de piel en el tronco del árbol.
A 480 metros del pino fue localizado Rustem Slobodín, caído boca abajo, tenía abrasiones en la cara y entumecimiento en la región frontal.
El agua corría por su cara, las cuencas de los ojos estaban vacías y la lengua, ausente.
Los cuerpos de Aleksandr Kolevátov y Nikolái Thibeaux-Brignolle se encontraron juntos abrazando uno a la espalda del otro.
El libro fue escrito en la época soviética, cuando los detalles del accidente se mantenían en secreto, y Yarovói tuvo que evitar revelar nada más allá de la posición oficial y los hechos conocidos.
Desde la muerte de Yarovói sus 1980 archivos, incluyendo fotos, diarios y manuscritos, se han perdido.
[1][18] Algunos investigadores han criticado su concentración en la teoría especulativa de un "arma secreta experimental soviética".
Ivanov personalmente cree en una explicación paranormal, específicamente que la muerte de los esquiadores está relacionada con avistamientos ovnis.
En el museo se exponen varios documentos de los alpinistas, como fotos, diarios, ropas y demás objetos.
Eichar sugiere que este pánico pudo provocar la huida de la tienda, sin control ladera abajo.
Posteriormente recuperarían la cordura, pero debido a las condiciones precarias de la vestimenta y la oscuridad, a una parte del grupo le fue imposible regresar hasta la tienda, mientras que la otra, por un accidente con unas rocas, caería al fondo del arroyo donde fueron encontrados.
[3][22][16][17] Otras teorías argumentan que diversas pruebas militares se llevaron a cabo en las inmediaciones de la Jólat Siajl.
[16][28][29][30] En el año 2014 el canal Discovery Channel emitió un documental titulado Russian Yeti: The Killer Lives en el que se sugiere que los exploradores del paso de Dyatlov pudieron ser atacados por la versión rusa del animal criptozoológico el yeti.
El episodio fue emitido en Estados Unidos en 2010, siendo parte de la tercera temporada, y con el título «Zonas del mal».
Sin embargo, estos testimonios no son tenidos en cuenta por la mayoría de los seguidores del caso.