Los disturbios llevaron a la declaración de estado de emergencia nacional y la suspensión del Parlamento por el gobierno de Malasia, mientras que el Consejo Nacional de Operaciones (NOC o Majlis Gerakan Negara, MAGERAN) fue establecido para gobernar provisionalmente el país entre 1969 y 1971.
Oficialmente, 196 personas murieron entre el 13 y 31 de julio como consecuencia de los disturbios, aunque los periodistas y otros observadores han declarado cifras mucho más altas.
Otros informes sugieren que en el momento más de 2.000.
Fueron asesinados por los manifestantes, la policía y los guardas del Ejército de Malasia, principalmente en Kuala Lumpur.
El gobierno citó los disturbios como la causa principal de su política de acción afirmativa más agresivos, como la Nueva Política Económica (NEP), después de 1969.