El padre Victor Jouet aseguró ver en la pared detrás del altar un rostro con rasgos humanos con la expresión de la cara triste y melancólica, plasmada por las llamas en la pared.
El religioso llegó a la conclusión de que el difunto era un condenado del Purgatorio y quería ponerse en contacto con los vivos.
Con este evento en particular, se decidió a fundar el museo.
El propio sacerdote decidió buscar documentos y pruebas relacionadas con las almas penantes.
En sus vitrinas se recogen documentos y fotografías que dan fe de los hechos mencionados anteriormente, incluyendo: