La realización es originaria del siglo XVI con escasas intervenciones posteriores manteniéndose, en consecuencia, con notable grado de pureza en sus características primitivas.
Al encontrarse exento y ligeramente sobreelevado en relación con los tejidos que lo rodean su contemplación se presenta despejada, ofreciendo en todo su circuito panorámicas morfológicas y especiales de notable interés ambiental.
A esta estructura se adosan como elementos de época posterior, la sacristía, que se aneja a la cabecera por el costado de la epístola, y una pequeña capilla por el contrario.
El reticulado de las crucerías se despliega con extensa amplitud originando un armónico conjunto de severa elegancia, que asume protagonismo fundamental entre los componentes del interior del templo.
Una sencilla portada, abierta en el tramo central del presbiterio, comunica la capilla mayor con la sacristía por el lado de la Epístola.
Tres portadas de sobria resolución se abren en el exterior del templo.
Las tres portadas ofrecen indudable interés por la armonía y equilibrio de su resolución.
También merece ser citada una pieza granítica con inscripción ilegible, una losa funeraria, que se conserva en la sacristía.