El templo se levantó junto a una importante ruta jacobea, los caminos del Salvador y el Francés.
La advocación de María Magdalena puede tener relación con una leprosería cercana (por la presencia de un barrio conocido como La Malatería).
[2] La nueva iglesia se edificó en estilo neorrománico, con una portada similar a San Julián de los Prados.
Se conservan cincuenta canecillos figurativos, principalmente animales monstruosos.
Del templo original se conserva también un alero y un vano.