A pesar del estado del templo está viva la FE en Cristo y la Virgen María, de lo cual dan testimonio la feligresía y los grupos que se acogen a su amparo como son: San Judas Tadeo, grupo juvenil y de monaguillos, Legión de María y comunidades del camino neocatecumenal, todos apoyados por los sacerdotes: Rev.
Los fundadores erigieron una pequeña capilla que tuvo por cura y vicario al bachiller don Juan Rodríguez, la misma que por voto de los vecinos se dedicó a San Pedro para luego llamarse San Sebastián bajo cuya protección se depositó la piedra fundamental el 26 de noviembre de 1548.
Esa imagen ha sido colocada en el altar del Templo y se conserva hasta hoy bajo la advocación de N. Señora de la Asunta.
San Sebastián ha soportado frecuentes siniestros: destruido en 1781 por los indígenas que asediaron la ciudad, fue reconstruido al año siguiente; el 21 de enero de 1816 se derrumbó una parte de la pared; en 1872 se desplomaron las paredes que debían sostener un camarín; en 1885 un incendió dejó en escombros el templo.
En marzo de 2016 se terminaron los trabajos de restauración cuyas que consistieron, entre otros, en el cambio total del piso con piedra comanche y manteniendo la armonía arquitectónica original.