Las primeras referencias conocidas sobre este templo figuran en el testamento del rey Alfonso III.
Dispone de dos capillas a cada lado y con un ábside amplio cubierto con crucería sencilla.
El retablo mayor de este templo, realizado a finales del siglo XVIII, en un estilo de transición entre el barroco y el clasicismo, está consagrado al titutal del templo: San Martín.
En el lado noroeste se encuentra adosada una pequeña ventana bífora tallada en un bloque de piedra y que se puede fechar entre los siglos IX y XI, durante el desarrollo del arte asturiano.
Cabe señalar que su emplazamiento posiblemente se encuentra sobre un templo anterior, quizá de la época romana, como lo confirmaría el hallazgo en su interior de una curiosa ara muy probablemente dedicada al culto mitraico.