La construcción del convento se inicia en 1865 y la iglesia a fines de 1872 levantada en madera y adobe siendo inaugurado en 1876 con San Antonio de Padua como su santo patrono.
La torre y el frontis fueron diseñados por el arquitecto italiano Eduardo Provasoli, quien atendió las construcciones franciscanas en diversas regiones del país.
Ya entrado el siglo XX, los frailes cedieron el monasterio a un hogar de menores atendido por monjas.
Años después cedieron el templo y el convento al Obispado de San Felipe, pasando a depender de éste, acto que quedó escriturado en el año 1981.
Por ello el Obispado postuló al Fondo de Patrimonio del CNCA.