Durante la invasión napoleónica, el templo se utilizó como cuartel, quedando todos los muros llenos de troneras, lo que motivará que una vez terminada la guerra, el décimo duque de Osuna, don Francisco Borja Téllez Girón, ordene en el año 1813, su derribo y el levantamiento de un templo nuevo desde los cimientos.
El proyecto del nuevo templo se debe al arquitecto madrileño, Tiburcio Pérez Cuervo.
Los brazos del crucero se cubren con bóveda de cañón y a ambos lados de los mismos se disponen otras pequeñas capillas que recuperan el ancho del cuadrado original.
La cabecera es de planta rectangular, se cubre con bóveda de cañón y en ella se encuentra ubicado el Retablo Mayor el cual fue realizado con cerámica vidriada en 1945 por Enrique Orce, según el estilo neorrenacentista.
En el segundo cuerpo las calles se articulan por medio de pilastras, teniendo la central además columnas abalaustradas.
Hacia el exterior la volumetría del templo refleja de forma nítida esta disposición interior.