Tras el atentado, se organizó una colecta popular y se encargaron los planos al arquitecto Heinrich von Ferstel, quien la diseñó en estilo Neogótico, tomando como inspiración la catedral de Colonia.
Sufrió numerosos daños durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, teniendo que ser reparada varias veces.
Al exterior, el templo domina por sus grandes dimensiones el barrio donde se sitúa, cercano a la Universidad de Viena.
El interior del templo destaca por su diafanidad y estilo unitario, muy inspirado en las catedrales francesas.
Para llegar a la Iglesia Votiva se puede tomar el Metro de Viena.