Estas características conducen a señalar su construcción en la primera mitad del siglo XVI.
A juzgar por el tamaño de los vanos y teniendo en cuenta su construcción se puede deducir que estas puertas en su origen se cerraban con verja y tenían una mayor altura.
A veces sucedía que estos humilladeros iban perdiendo su verdadero uso religioso y acababan sirviendo como refugio del ganado.
Por esta razón en el siglo XVII los visitadores reclamaban a las autoridades que se tapiaran las puertas.
La historia más reciente es de 1998 en que las puertas estaban abiertas y aunque la iglesita seguía sin culto conservaba un rústico altar.