Protagonizada por Jason Schwartzman y Natalie Portman como examantes que se reencuentran en la habitación de un hotel en París, la película de 13 minutos funciona como un prólogo para el largometraje Viaje a Darjeeling.
Fue filmada en un hotel parisino por un pequeño equipo y financiada por Anderson, quien en un principio la planeó como una obra independiente.
En la siguiente escena, el hombre vuelve a estar en la cama, pero se ha cambiado la bata y viste un traje gris.
Después de mirarlo fijamente durante varios segundos, ella rompe el silencio preguntando qué música está reproduciendo.
Él cierra la puerta y cuando le pregunta cómo lo encontró, ella responde que "no era en realidad tan difícil".
Regresando al dormitorio, la mujer se vuelve hacia el hombre y lo enfrenta, preguntando lentamente "¿Qué rayos está pasando?".
Él responde con frialdad "nunca seré tu amigo", pero la acoge cuando ella lo abraza.
En la siguiente toma, la cámara recorre la habitación en cámara lenta, mostrando a la mujer apoyada contra un armario, el hombre acercándose y cubriendo el cuerpo desnudo de ella con la bata amarilla, y los dos moviéndose hacia la ventana.
El director Wes Anderson contactó por primera vez a los actores Schwartzman y Portman para que estuvieran en Hotel Chevalier en 2005.
[1] Schwartzman y Anderson habían trabajado previamente en Rushmore (1998), segundo largometraje de Anderson, y habían estado viviendo juntos en el apartamento de Schwartzman en París en los meses previos a la filmación.
[5] Fue filmada en el Hôtel Raphaël en París, que había sido utilizado anteriormente como una locación en las películas Love in Paris (1996) y Place Vendôme (1998).
[1] Fox Searchlight Pictures, el estudio que respaldó Darjeeling, no estaba al tanto del cortometraje hasta que la película se hubo hecho y afirmó no tener ningún interés financiero en el corto.
[11] El corto fue retirado de iTunes tras haber estado disponible para su descarga durante un mes.
[16] En New York Press, Armand White considera al corto «emotivo y genuinamente contemporáneo», citando su «patetismo de niña-perdida».