El hospital está hoy en día a la vanguardia del tratamiento psiquiátrico humano, aunque parte de su historia es conocida por su crueldad y trato inhumano.
Los mapas de los primeros años del siglo XVI muestran Bedlam, cercano a Bishopgate, como un patio con unas pocas construcciones en piedra, una iglesia y un jardín.
En 1598 una inspección revelaba negligencias: el "Gran Sótano" (pozo negro) requería drenarse, y los desagües de la cocina necesitaban reemplazo.
En ese entonces la institución contaba con 20 pacientes, uno de los cuales estuvo internado 25 años.
[2] Se referían a los internos como "desafortunados" y afirmaban que debían haber pasado un tiempo incómodo en su primer invierno allí; no había cristales en las ventanas, debido a los "peculiares y desagradables efluvios de todas las casas de locos".
Finalmente, en 1930, el hospital se movió a otro suburbio de Londres, situándose en Monks Orchard House, entre el parque Eden, Beckenhan y Shirley.
El viejo hospital y sus dependencias fueron adquiridas por lord Rothermere, que solicitó a la diputación provincial londinense que se transformase en parque; la parte central del edificio se convirtió en la sede del Museo Imperial de la Guerra en 1936.
La perspectiva del usuario no se incluyó, sin embargo, y miembros del movimiento de consumidores, supervivientes y ex pacientes no encontró motivo para celebrar nada, ni como el Bedlam original, ni como institución mental actual.
El hospital también alberga un departamento de terapia ocupacional activa, bien conocido por su llamativo exterior y su enfoque artístico.
Desde 1970, hay un pequeño museo en el Hospital de Bethlem, que se abre al público entre semana.
Debido al tamaño del museo, solo una pequeña parte de las colecciones pueden ser expuestas a la vez, y por tanto las exhibiciones se rotan periódicamente.