Estos caninos, junto con los incisivos, formaban un poderoso mecanismo para herir y sujetar a sus víctimas.
Por lo tanto, no solo eran útiles para desgarrar la carne de su presa, sino que también para sostenerla y hasta derribarla en pleno enfrentamiento.
Entre los félidos vivientes, sólo el tigre tiene incisivos tan grandes, un mecanismo mandibular muy eficiente para el levantamiento y transporte de presas.
El cráneo presenta una desarrollada cresta sagital, donde se anclaban potentes músculos de la mandíbula inferior.
[7] Homotherium venezuelensis posiblemente fuese un consumidor terciario en su ecosistema, junto a otros carnívoros descubiertos en la misma área como el félido dientes de sable (Smilodon), el reptil (Caiman venezuelensis)[8] e incluso una posible ave del terror (Phorusrhacidae), así como cóndores y gavilanes.