Hitobashira
), practicado antiguamente en Japón, es un sacrificio humano, donde el sacrificado es enterrado vivo debajo de o cerca de edificios de gran escala como diques, puentes, y castillos, como una oración u ofrenda a los dioses para que el edificio no sea destruido por desastres naturales como inundaciones o por ataques enemigos.[1] Las víctimas sacrificiales solían ser voluntarios, de casta samurái, quienes ofrendaban su vida en honor a su señor.La primera mención de este ritual se encuentra en el Nihonshoki, antigua colección de textos escritos en chino clásico, que reseñan la historia oficial del Japón desde el año 681.Allí se preserva la historia del emperador japonés Nintoku (257-399), quien llevó a un gran desarrollo la agricultura, mediante obras hidráulicas.[2] En la actualidad, ya no se practica hitobashira como ritual en la construcción, habiendo sido estos sacrificios comunes en Japón hasta el siglo XVI, pero se conserva el concepto, pues también se les llama hitobashira a los obreros enterrados vivos accidentalmente en trabajos bajo condiciones inhumanas y de escasa seguridad.