[3] Históricamente habría sido parte de la tribu Sátuata, y sus seguidores se autodenominaban bhágavatas.
El dios Vāsudeva era adorado como deidad suprema en un formato fuertemente monoteísta, donde Dios se consideraba un ser real eterno (sat), consciente (chit) y lleno de alegría (ananda).
El Jari-vamsa (texto anexo del Majábharata, posterior cronológicamente) menciona a otro Vasudeva ―un avatar de cuatro brazos del dios Visnú de cuatro brazos― y describe sus complejas relaciones teológicas con Sankarsana, Pradiumna y Aniruddha, que ya en esa época formaban un solo avatara cuádruple (el chatur-viuja).
[9] En 31 capítulos (47-78) relata la infancia del héroe Krisná, que pasó entre pastorcitos.
Aunque el bhakti (‘devoción’) no está confinado a ninguna deidad del hinduismo, Krisná se volvió el foco más popular e importante de los aspectos devocionales y extáticos de la religión hindú.
Adoptó un cuerpo temporal para poder nacer y morir en la Tierra, pero simultáneamente él está presente eternamente en su planeta espiritual.
A veces éstas se contradicen, aunque hay una historia en común que es bien conocida y predominante entre la mayoría de los indios.