Si la prueba interactiva es un protocolo de identificación, entonces la versión no-interactiva puede ser usada directamente como una firma digital.
Esta técnica fue aportada por Amos Fiat y Adi Shamir en 1986.
En caso de no existir el oráculo aleatorio se ha probado que es inseguro.
[4] Veamos un ejemplo con la prueba interactiva sobre el conocimiento del logaritmo discreto.
Se ha demostrado que si el valor hash usado no depende del valor (público) de y, la seguridad del esquema es débil ya que un probador malicioso puede entonces seleccionar cierto x tal que el producto de cx es conocido.