Antonio Enríquez Gómez

Entre los investigados estaban el abuelo paterno del poeta, Francisco de Mora Molina, ejecutado y quemado en Cuenca en 1592, la abuela Leonor Enríquez, condenada a prisión hasta 1600 y más tarde su propio padre, condenado a confiscación de bienes en 1624.

Al igual que su padre, Enríquez Gómez se dedicaría a exportar lanas y paños de Castilla a Francia y ya había recibido alguna educación comercial.

[2]​ Lo cierto es que en sus negocios trabajaba en estrecha colaboración con las redes europeas de judeoconversos portugueses.

De este modo, los dos primos extendieron sus negocios con Hispanoamérica para un creciente número de mercaderes franceses y judeoportugueses, así como para socios judíos en Ámsterdam, Hamburgo, Livorno y Recife en el Brasil.

Pero Antonio Enríquez Gómez se sintió preso de una nostalgia fatídica e irrefrenable por volver a España y reverdecer su honra y gloria literarias, lo que al cabo vendría a costarle la vida.

[3]​ Hoy en día, un trabajo reciente de Michael McGaha ha postulado, para enredar más las cosas, que Antonio Enríquez Gómez pudo tener incluso una tercera falsa identidad, la del dramaturgo Francisco de Villegas.

La Inquisición condujo contra Enríquez Gómez tres procesos, cuyos legajos están perdidos.

Según estas fuentes, Enríquez Gómez era desde su período madrileño un adepto de la fe judaica, pero solo de convicción y sin atreverse a realizar ninguna práctica religiosa no católica.

Durante sus tres últimos años en Ruan, casi no participó en el culto católico, celebraba pascuas judaicas en su propio hogar familiar y escribió obras clandestinas en defensa de la religión judaica.

Otros críticos aceptan la idea de que Enríquez Gómez se adhirió en secreto al judaísmo durante un período de su vida, pero le atribuyen una motivación interesada, pues buscaba su inserción en las redes comerciales judeoportuguesas.

Siendo mercader, Enríquez Gómez fue un autodidacta en las letras, pero hizo versos con tanta facilidad que fue considerado en su tiempo como un "poeta por naturaleza".

Su Loa sacramental de los siete planetas es claramente calderoniana y se estrenó en Sevilla en 1659.

La crítica literaria del siglo XIX las juzgaba muy superiores a las comedias de Antonio Enríquez Gómez y excluía la posibilidad de que hubieran sido escritas por el mismo autor.

A este último precede un importante prólogo autobiográfico que contiene un catálogo de sus obras.

En su tratado Luis dado de Dios (París, 1645) y en su diálogo Política angélica (Ruan, 1647), Enríquez Gómez da resúmenes de la doctrina política francesa que se orienta hacia el absolutismo.

Según los testimonios inquisitoriales, Enríquez Gómez escribió durante su exilio francés varias obras para su difusión manuscrita entre los criptojudíos.

Esta obra, la única en la que Enríquez Gómez afirma sin autocensura sus creencias judías, contiene una polémica teológica contra el cristianismo, una confesión de fe en la ley mosaica y una profecía apocalíptica sobre el mesías que esperaba.

Enloquecida por el deshonroso embarazo, la dama se suicida tras asesinar a Muley.

Portada calcográfica de Academias morales de las musas , Burdeos, 1642. Firmado al pie " MLasne fe anno Dn 1642" (ML enlazadas). Biblioteca Nacional de España .