Dow no era sólo un químico muy capacitado, sino también era un astuto hombre de negocios.
Los alemanes habían dejado claro que inundarían el mercado americano con bromo barato si Dow intentaba vender el elemento en el extranjero.
Unos pocos meses más tarde, un representante de Bromkonvention se presentó en su oficina e intentó intimidar a Dow para que cesara las exportaciones.
La Dow Company entonces volvió las tornas al cártel reempaquetando el bromo y exportándolo a Alemania con un tremendo beneficio.
El confundido cártel continuó rebajando drásticamente los precios de su bromo en los EE.