Henri François d'Aguesseau

A la edad de 22 años fue nombrado abogado general en el parlamento de París; seis años después fue procurador general y adquirió en el desempeño de este cargo gran reputación tanto por las sabias reformas que hizo adoptar como por las defensas y elocuentes discursos que pronunció.

Sin embargo, hubo un momento en que cayó en desgracia de Luis XIV por haberse opuesto a la bula Unigenitus.

Se retiró entonces a su posesión de Fresnes hasta que vistas las funestas consecuencias del fatal sistema que había combatido, le llamaron de nuevo en 1720.

Dos años después el cardenal Dubois le volvió a deponer y a desterrar y no le fueron devueltos los sellos hasta el año 1737, siendo ministro el cardenal Fleury.

Aguessau se hizo célebre principalmente como magistrado íntegro y orador elocuente pero no era menos notable por sus cualidades sociales, por su reconocida piedad y por su vasta instrucción: se ocupó mucho de la filosofía y en sus Meditaciones filosóficas ha seguido los pasos de Descartes.