Trabajó como aprendiz para Jerrigh, pintor flamenco que tenía su estudio en Colonia.
Llegó a ser un notable retratista, pintando además temas religiosos y mitológicos, algunos de los cuales presentan escenas descaradamente eróticas.
Hacia 1574 visitó Venecia y Roma quedando profundamente impresionado por los trabajos de Tintoretto.
En 1592 le nombraron pintor de cámara del emperador Rodolfo II.
Pintor de la aristocracia y cortesano, sus retratos se aprecian por su valor histórico.