Cifré era también un gran aficionado al fútbol y a la pintura (óleo, acuarelas o carboncillo).
En 1957, junto con estos y otros compañeros de la editorial, Carlos Conti y Eugenio Giner, creó una empresa independiente que comenzó a publicar una nueva revista, Tío Vivo, manteniendo los esquemas típicos de las revistas Bruguera.
Para esta revista, Cifré dibujó nuevos personajes, como Golondrino Pérez, Rosalía y El sabio Megatón, todos ellos de 1957.
Colaboró, además, en otras publicaciones ajenas a la editorial, como el diario deportivo Dicen, para el que creó la tira cómica de Don Césped.
[6] En opinión del investigador Juan Antonio Ramírez, la obra de Guillermo Cifré se caracteriza por su extraordinaria movilidad narrativa.