Al igual que en otros guetos, el espacio para la gran cantidad de personas era insuficiente, debiendo compartir una habitación individual ente dos o tres familias, generalmente.
Del mismo modo la obtención de alimentos era irregular e insuficiente.
La mayoría de los residentes estaban obligados a trabajar allí o en otros talleres en el gueto.
A su vez, el Consejo Judío era un empleador importante, pues alrededor de 2.000 personas trabajaban en las escuelas, hospitales, farmacias, los tribunales y otras instituciones.
Este movimiento fundó un archivo secreto, que se estableció a escondidas fuera del gueto y comenzó a recoger muchos datos e información sobre la vida en el gueto y los crímenes de los alemanes.
Las deportaciones comenzaron el 18 de agosto y duraron tres días.
Una selección de prisioneros aptos para el trabajo fue enviados a Poniatowa, Bliżyn o Auschwitz.
Los sobrevivientes fueron llevados unas semanas después a Auschwitz-Birkenau, donde fueron gaseados con los 53 adultos que los acompañaron voluntariamente y bajo supervisión.