Aegon Targaryen era el señor de Rocadragón y su ambición desde hacía tiempo era lograr la conquista de Poniente merced a su terrible arma: dragones, los cuales habían sido traídos desde Valyria y eran los últimos que permanecían vivos desde su cataclismo.
El rey Argilac se sintió ofendido y envió las manos de los emisarios a Aegon en señal de desprecio; Aegon declaró entonces la guerra a los Siete Reinos afirmando que, a partir de ese instante, Poniente únicamente tendría un rey; todos aquellos que se prosternaran conservarían sus tierras y títulos, pero los que se resistieran serían aniquilados.
Los señores ribereños, liderados por Lord Edmyn Tully, se unieron a Aegon en su marcha contra Harren el Negro.
Ambos monarcas juntaron una impresionante fuerza de 55.000 hombres, mientras que los Targaryen contaban con cinco veces menos.
Sin embargo, por primera y única vez, los Targaryen juntaron a sus tres dragones para desplegarlos en el campo de batalla.
Aegon y sus hermanas montaron en sus dragones mientras daban el mando de su ejército a Jon Mooton.
La superioridad numérica parecía aplastante, pero en ese momento, los tres dragones comenzaron a llover fuego sobre los hombres de los Gardener.
Los hombres de Mooton pudieron contraatacar y despacharon al centro del ejército aliado.
Por su parte, el rey Loren pudo sobrevivir y se rindió de inmediato ante Aegon, por lo que este le permitió conservar el señorío sobre Roca Casterly y le nombró «Guardián del Occidente».
Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano; cierto día, Visenya descendió con su dragona Vhagar sobre el Nido de Águilas y tomó al pequeño Ronnel Arryn, señor del Valle.
Al observar su inmensa hueste y sus tres dragones, Torrhen comprendió que afrontaba una batalla perdida e hincó su rodilla ante Aegon.
Tras este gesto, el Conquistador le permitió conservar su señorío y sus títulos, al igual que decidió nombrarle «Guardián del Norte».
Aegon buscó una nueva capital para su nuevo reino, y, aunque se especulaba con que sería la ciudad de Antigua o la isla-fortaleza de Rocadragón, Aegon decidió nombrar como capital a la primera fortificación que él construyó al llegar a Poniente, en la bahía del Aguasnegras, llamándola «Desembarco del Rey».