La expresión se popularizó a raíz del artículo de Brian Foote y Joseph Yoder titulado de la misma manera y publicado en 1999, en el que se definía: Los sistemas que son grandes bolas de lodo han sido generalmente desarrollados en diferentes etapas por diferentes individuos que trabajaron en sus distintas piezas y partes.
La conveniencia y la comodidad juegan un papel importante en su aparición.
Es un antipatrón en el que caen habitualmente los sistemas desarrollados por personas sin formación previa en análisis y diseño de sistemas ni programación.
No obstante, Foote y Yoder no condenan radicalmente la programación de grandes bolas de lodo, señalando que la predominancia de este antipatrón se debe a que funciona, al menos en un primer momento.
La consecuencia, sin embargo, es la pesadilla de mantenimiento en que se convierte el software.