Es el primer mártir de la Iglesia católica asesinado por la mafia.
El padre Pino Puglisi era párroco en Palermo, en un barrio dominado completamente por la mafia, en el que carecían de escuela secundaria, comisaría, o centro de salud.
Puglisi desarrolló, entre otras, una incipiente labor con los niños que se pasaban el día ociosos en la calle.
Ante su constante tarea evangélica y social, la mafia comenzó a acosarle, dándole alguna paliza.
Así las cosas, en la noche del 15 de septiembre de 1993 (día en el que cumplía 56 años) fue asesinado a manos de un sicario de la mafia, que reconoció más tarde su asesinato, confesando que lo hizo por odio a la fe.