Gilberto Chamba

Todas debían cumplir con un patrón determinado: ser jóvenes, estudiantes y andar solas.

Los agentes que lograron su captura narraron que, dudosos de que Chamba fuera el verdadero asesino, trataban de confundirlo llevándolo a sitios distantes del lugar de los asesinatos; sin embargo, con una frialdad sorprendente, Chamba los corregía y los llevaba donde violó y mató.

«Según me confesó Chamba no practicaba penetración vaginal a sus víctimas.

Prácticamente les ensartaba un instrumento similar a un bastón, que se había mandado fabricar expresamente.

A muchas, las ensartaba con tal violencia que el instrumento salía por sus bocas», destacó.

Bascuñana generalmente dejaba su coche estacionado en el aparcamiento del cine, pues temía la oscuridad.

La última vez que se le vio con vida fue la noche del 23 de noviembre.

Dicha hipótesis se confirmó cuando los agentes encontraron el teléfono móvil de María.

En un primer momento Chamba fue detenido únicamente para investigaciones, pues sus compañeros de trabajo, quienes fueron llamados a declarar dentro del proceso, dijeron que no notaron nada raro la noche del crimen y que el ecuatoriano no se ausentó de su lugar de trabajo.