Conforme creció y se convirtió en adulto, Karna buscó naturalmente convertirse en guerrero, ya que su casta chatría corría por su sangre.
Karna se dio cuenta de que su casta continuaría siendo una barrera en su búsqueda del conocimiento.
ParashúRama lo entrenó al punto que lo declaró como su igual en las artes de la guerra y la pelea.
Durante su estancia en Visnú-avatar, la ermita de Parashúrama, Karna entabló amistad con muchos rakshasas, iaksas, gandharvas y nagas.
El insecto lo muerde profundamente en la pierna causando que brote la sangre, cuyo calor y contacto despierta a Parashúrama.
Un día al ver pasar algo rápidamente junto a él, dispara sin pensarlo una flecha.
El propietario al ver esto maldice a Karna afirmando que; cuando este peleando la batalla más crucial de su vida, con su enemigo más preciado, la rueda de su carroza se hundirá y él estará indefenso.
Drona organizó un torneo en Jastinápur para mostrar las habilidades de los príncipes Kauravas, cuyo entrenamiento también se había completado.
Un hecho particularmente significativo es que Karna vence a Jarasandha, el rey de Magadha en singular combate.
Aunque Karna triunfaba en todas las batallas, subyugando aún a los aliados de los Pándavas, la conquista no fue permanente.
Su palacio se colapsó, ante la consternación del brahmán, pero Karna le dijo que como rey el podía reconstruirlo fácilmente.
Durante el exilio de los Pándavas cuando ya una guerra final era inminente, Indra tomó como tarea personal debilitar a Karna.
Karna sabía que ambos objetos lo hacían prácticamente invulnerable, sin embargo de todos modos se los dio.
Responde con amargura en su voz: «Kunti pudo haberme dado la vida, pero su primer acto fue abandonarme en el río.
Los Pándavas pueden ser mis hermanos de sangre, pero sólo me han mostrado envidia y odio en todo este tiempo.
De hecho Karna se enoja porque Krisná ha debilitado su odio contra los Pándavas al revelarle su conexión con ellos.
Si Iudhistira supiera la verdad, renunciaría al trono antes de pelear con su hermano mayor, y Karna no quiere que él se rinda.
Kunti, temiendo la guerra, se acerca a Karna y le revela su identidad como madre de él.
Sin embargo él mismo fue derrotado o forzado a retirarse de la batalla por Bhīma en por lo menos cuatro ocasiones diferentes.
En el decimotercer día de la batalla, Drona organizó una formación especial para las falanges llamada la Chakraviuja/Padmaviuja.
Se decidió que Abhimanyu guiaría a los Pándavas hacia el Chakraviuja y desde ahí ellos saldrían peleando.
Pero Yaiadratha, un rey del ejército Kaurava no dejó que los otros Pándavas entraran a la formación.
En el día decimocuarto, la batalla de forma poco característica continuó en la noche y Gatotkacha, el hijo mitad asura del Pándava Bhīma empezó a diezmar las fuerzas Kauravas (los asuras se volvían extremadamente poderosos durante la noche).
Ante la insistencia de Duriodhana, Karna se vio obligado a usar el arma Śakti sobre Gatotkacha.
Esta le había sido otorgada por Indra como una señal de respeto por su generosidad hacia sus semejantes.
Ya Karna no tenía un arma divina que fuera una amenaza seria para Áryuna y tendría que depender básicamente de sus habilidades y destreza para vencer a Áryuna, quien estaba equipado con una amplia gama de armería divina.
Sin el arma Śakti, Karna no tenía una manera particular de matar a Áryuna.
El rey Shalia era su auriga, sin embargo Áryuna con su increíble destreza lo había restringido al asiento con dos flechas.
Hasta la fecha, Karna permanece como la figura trágica por excelencia para millones de hinduistas.
Una conexión más profunda reside en el hecho que los dos sentían lazos fuertes con los Kauruvas, tanto a través de la amistad como por la sangre.