Gerardo interpretó ese hecho como un castigo divino por sus propios pecados y decidió hacer vida religiosa.
Un vez ordenado presbítero, continuó los estudios y predicó en las parroquias de Colonia.
El capítulo de Toul (Lorena), por aquel entonces, ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico gobernada por príncipes-obispos, envió al arzobispo de Colonia la petición para encontrar un sucesor por el obispo Gaucelino, que había muerto, y fue elegido Gerardo por unanimidad.
Tuvo un gobierno respetado y justo que duró 39 años en el poder.
Hizo construir diversas escuelas catedralicias, y numerosos eruditos de toda Europa, y sobre todo griegos, estudiaron o impartieron en Toul.