No tiene grandes montañas, pero sí un relieve accidentado y con abundantes fenómenos kársticos.
Su punto más alto es el monte Ta'Dmejrek, con 253 m s. n. m., cerca del continente de Dingli.
La isla está constituida por una serie de campos y terrazas en colinas bajas.
No tiene grandes ríos en su superficie, por lo que el agua potable se extrae de corrientes subterráneas.
[1][2] No hay realmente una estación aletargada para las plantas, aunque el crecimiento de las plantas puede ser comprobado brevemente por un frío anormal en invierno (áreas de helada pueden verse tierra adentro), y el calor del verano y la aridez pueden hacer que la vegetación se amustie.
De hecho, sólo hay dos estaciones, lo cual atrae a muchos turistas, especialmente durante los meses estivales más secos.
Sin embargo, los fuertes vientos pueden hacer que la sensación térmica en Malta sea de frío durante la primavera.
El principal problema medioambiental son los limitados recursos de agua dulce natural.
El suministro de agua supone un problema para Malta, pues en el verano no caen lluvias y es justo cuando más agua se usa, y la pluviosidad invernal a menudo cae en lluvias tormentosas que corren rápidas al mar más que filtrarse al terreno.
La religión mayoritaria es el catolicismo (98%) que coexiste con pequeños grupos de protestantes.
Los recursos naturales son la piedra caliza, la sal y la tierra arable.
El producto interior bruto se produce principalmente en el sector servicios (80,6%, 2007 est.
La anterior potencia colonial, el Reino Unido (13,5%), ha pasado a segundo plano como origen de estas importaciones, teniendo el primer lugar Italia (28%), más próxima geográficamente.
Gracias a su posición estratégica militar, en mitad del Mediterráneo, hizo que se situase en ella una poderosa base naval británica.
Al estar entre la Unión Europea y África son el objetivo de la inmigración ilegal a Europa, que ha puesto a prueba los recursos políticos y económicos de Malta.