Durante el año 2000, en una carrera de la NASCAR Truck Series celebrada en el Daytona International Speedway, se produjo el desastre.
Tras un toque en pista, viajando a plena velocidad y a tres en fondo, el bólido que pilotaba Geoffrey fue lanzado sobre el muro, directamente contra las vallas de retención.
El bólido se incendió inmediatamente, dando vueltas de campana y siendo arrollado varias veces por los competidores que venían por detrás a toda velocidad sin poder esquivarlo a tiempo, y ardiendo, se quedó apoyado sobre un lateral, mientras los comentaristas se preparaban para lo peor.
Aunque las vallas de retención aguantaron lo justo para no dejar que el bólido invadiera las gradas, no hubo que lamentar ninguna pérdida alguna entre los espectadores , y solamente algunos sufrieron algunas quemaduras y lesiones menores.
Afortunadamente, y a pesar de sufrir un accidente con muy mala pinta, con la estructura del bólido sin parte del techo y siendo un amasijo de hierros, Geoff Bodine sólo sufrió laceraciones y lesiones que no ponían en riesgo su vida.