Cáliz

En botánica, el cáliz es el verticilo externo en las flores con perianto heteroclamídeo, es decir, con dos clases de piezas.Cuando el cáliz es gamosépalo se pueden distinguir tres partes bien definidas: el tubo, que es la porción en la cual los sépalos están unidos; la garganta —que puede estar más o menos cerrada por un anillo de pelos (carpostegio)—, que es el sitio en que los sépalos se separan unos de otros; y el limbo, que es la poción libre, formada por los extremos apicales de cada sépalo o lóbulos.Según su duración con respecto a las otras piezas florales, el cáliz puede ser efímero o fugaz, cuando los sépalos caen al abrirse la flor, como en la amapola (Papaver rhoeas, papaveráceas); deciduo, cuando los sépalos se desprenden después de que haya ocurrido la fecundación; o persistente cuando permanece después de la fecundación y acompaña al fruto, como en el caso del manzano (Malus domestica, rosáceas).[1]​ La anatomía del cáliz es, entre todas las piezas florales, la que más recuerda a la de los nomófilos (hojas normales).Generalmente en cada especie, cada sépalo está inervado por el mismo número de trazas foliares que presentan los nomófilos.
Esquema de la flor en el que se ve el cáliz.