Se diferencia del otro gran cérvido europeo, el ciervo común (Cervus elaphus), en su menor tamaño, sus astas palmeadas y su manto de pelo pardo-rojizo salpicado de motas blancas en primavera y verano (ocasionalmente con una banda oscura en el lomo).La especie presenta gran variedad individual en el color de capa, que va desde el blanco que presentan algunos individuos, no albinos ya que sus ojos presentan coloración normal,[3] hasta el gris oscuro casi negro de individuos melánicos, aunque el color pardo rojizo con un patrón de manchas blancas, único en cada individuo, es el más habitual.[5] En la actualidad los gamos se han introducido en gran parte de Europa y además en Estados Unidos, México, Perú, Chile, Sudáfrica, Uruguay, Argentina, Australia, Nueva Zelanda e islas Fiyi.En la antigüedad, el gamo se convirtió en una presa codiciada por los cazadores, sobre todo los pertenecientes a las clases altas.Esto, paradójicamente, contribuyó a su conservación e introducción en varios lugares donde antes no estaba presente o se había extinguido durante la última era glacial.
Macho pastando en el que se aprecia su franja negra en la espalda y su escudo anal.
Grupo de hembras con un macho al que le empieza a crecer la cuerna.