Llegó muy joven a Taormina, y se establecieron allí, casándose con una mujer local.
Viajó con asiduidad fuera de Italia a Irlanda, España, la India y los Estados Unidos, donde abrió un estudio fotográfico en Nueva York, que permaneció abierto solo por un año.
En este campo D’Agata demostró ser un buen fotógrafo comercial y técnicamente a la altura del mercado que había elegido.
Esta obras también recibieron premios, como revela el hecho de que sus postales se firmaban como «Premiata Fotografia d'Arte G. D'Agata» (Fotografía artística premiada G. D’Agata) Además de a los paisajes D'Agata se dedicó entre 1920 y 1930, aproximadamente, a realizar fotografías artísticas de hombres desnudos, producción con la que obtuvo menos éxito.
Al fotógrafo siciliano le faltaba el trasfondo cultural y artístico que tenía Gloeden, y su universo de modelos de referencia se limitaba al propio Gloeden.