Frumencio de Etiopía

Al llegar a la corte del rey de Axum, los jóvenes, que eran educados y conocían el griego, pronto captaron la atención del monarca, quien, impresionado por sus habilidades y lealtad, los asignó a cargos administrativos de confianza.Durante este periodo, ambos hermanos ganaron la estima del rey, quien valoraba su conocimiento y dedicación.Gracias a su posición privilegiada y al respeto ganado entre la nobleza, Frumencio aprovechó esta etapa para introducir gradualmente el cristianismo en la región.Su conocimiento de las tradiciones locales y su habilidad diplomática le permitieron introducir elementos cristianos sin provocar conflicto con las creencias tradicionales.Esto permitió que Axum se mantuviera alineado con la ortodoxia de la Iglesia copta, fortaleciendo el cristianismo frente a las posteriores influencias del arrianismo y otras corrientes cristológicas.[10]​ La labor de Frumencio y Edesio estableció así las bases del cristianismo en Etiopía, influyendo profundamente en la cultura religiosa del país y dando origen a la tradición cristiana que aún hoy caracteriza a la Iglesia ortodoxa etíope.[12]​ Atanasio, quien reconocía la importancia de establecer el cristianismo en un reino estratégico como Axum, consideró a Frumencio la persona más adecuada para liderar esta misión y decidió consagrarlo obispo de Axum en el año 328, aunque algunas fuentes sitúan este acontecimiento entre 340 y 346.[13]​[14]​ Al regresar a Etiopía, Frumencio estableció su sede episcopal en Axum y consolidó su posición como líder de la comunidad cristiana.Pronto bautizó al rey Ezana, quien, bajo la influencia de Frumencio, adoptó el cristianismo como religión oficial del reino.Bajo su liderazgo, la fe cristiana se fusionó con las prácticas locales, configurando una identidad religiosa propia para el reino.Esta decisión fortaleció la autonomía religiosa de Axum y selló su vínculo con la tradición copta, consolidando una identidad cristiana independiente que perduraría durante siglos.