Las melodías pop de su predecesor, Dear 21 han dejado paso a un sonido más sucio y guitarrero.
Las canciones como «Dream All Day» o «Solar Sister», que abren el disco, tienen esa fuerza de la que carecían las canciones que hasta ese momento Auer y Stringfellow habían entregado.
Aunque todas las composiciones de este álbum resuman el sentimiento agridulce que siempre ha caracterizado a The Posies, esta vez las guitarras dan una nueva dimensión a su música, siendo responsable de ello la gran producción de Don Fleming.
El sonido de las guitarras es el responsable directo del cambio que experimentan The Posies, como puede verse en «Burn & Shine».
Aunque Frosting on the Beater tuvo buenas críticas por parte de la prensa como del público nada más salir a la venta, algunos criticaron a Auer y Stringfellow al ver en este disco un acercamiento al sonido grunge, movimiento que por aquellos días vivía su momento cumbre a nivel mundial.