Antes de ir a la escuela tocaba el piano y practicaba la improvisación.
A los 9 años, componía canciones completas, sin haber recibido ninguna instrucción musical.
Una pieza de Bach, la Pasión según San Mateo que escuchó a los 12 años, le causó una profunda impresión, y Bach se convirtió en su verdadero mentor.
A continuación renunció a la enseñanza y se concentró en sus composiciones, abandonándolas ocasionalmente por conciertos de música de cámara y para dirigir sus propias obras orquestales.
Trabajó en su última obra, la cantata Et la vie l'emporta, hasta diez días antes de morir.